Un desafío de gobernabilidad, tres vacunas

11 de Mayo de 2020

 

COVID-19 nos presenta una oportunidad sin precedentes para rectificar y hacer que las sociedades sean más inclusivas, eficientes y con mayores niveles de resiliencia. La recuperación se trata de una gobernabilidad efectiva y requiere un fuerte componente de transformación institucional para que sea efectiva.

Hoy se estima que cerca de 30 millones de personas en América Latina y el Caribe podrían caer en la pobreza debido a COVID-19. Esto ejemplifica la fragilidad del crecimiento y la gobernabilidad, y al mismo tiempo representa un gran riesgo para la cohesión social y la coexistencia pacífica. Los ciudadanos estarán hambrientos y enojados al mismo tiempo.

La gobernabilidad es el proceso habilitador de oportunidades para el desarrollo. Hoy, esta respuesta requiere una gobernabilidad que fomente acuerdos para transformaciones institucionales y genere condiciones para que, tras la recuperación y ante futuras políticas de distanciamiento social, las instituciones continúen funcionando con mínima interrupción.

Desafíos de gobernabilidad

Hace solo un mes, argumentaba que América Latina y el Caribe enfrentaba cinco desafíos de gobernabilidad estructural que definirán la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible durante esta década. Estos desafíos están relacionados con déficits estructurales que se están haciendo evidentes con el auge de las redes sociales y desencadenan tensiones sociales, económicas y políticas, así como protestas sociales. Estos desafíos son:

1.     Gobernabilidad efectiva para permitir la generación de oportunidades equitativas

2.     Cambio de las reglas del juego (por ejemplo, políticas) para reducir las desigualdades

3.     Transformaciones institucionales para soluciones digitales

4.     Tolerancia a los derechos humanos

5.     Convivencia pacífica y seguridad ciudadana

Pero de repente, un virus invisible pero vicioso ha cambiado este argumento al revés. Lo hizo girar y convirtió la realidad en una sola realización: la vida es frágil y nuestra salud es débil. Si hubiéramos pensado que consolidar sociedades inclusivas, resilientes y eficientes significa sacar a la gente de la pobreza, la comprensión emergente es que será una tarea monumental por delante.

Para las economías de ingresos medios que luchan por convertirse en sociedades de clase media, como las de América Latina y el Caribe, la gobernabilidad resulta ser el instrumento más relevante para la recuperación. Esto significa la creación de oportunidades para que las personas forjen sus destinos y colaboren. La gobernabilidad es el proceso mediante el cual se generan oportunidades.

Exponer las desigualdades

COVID-19 expone las desigualdades en nuevas dimensiones. Si bien el virus es verdaderamente democrático, nos afecta a todos independientemente de nuestra raza, etnia, género u origen; las consecuencias económicas y sociales de su impacto no son igualitarias, ya que son más severas para los más vulnerables. La resiliencia necesita un nuevo nombre, dado que estamos a punto de comenzar una recesión, traerá de vuelta a la gente a la pobreza y aumentará la desconfianza de los ciudadanos, una mezcla explosiva.

Las medidas de distanciamiento social exponen nuevos desafíos de gobernabilidad y cohesión social. La respuesta a la pandemia depende en gran medida del Estado, que como institución enfrenta una crisis de legitimidad y de confianza. Pero los ciudadanos ahora esperan que el Estado brinde servicios de salud, alivio, protección e incluso comodidad en este momento de incertidumbre. El Estado también se enfrenta a los peligros de la desinformación y las "noticias falsas" en mayor proporción. Y en las fases de recuperación posteriores a la pandemia, el Estado tendrá nuevamente la tarea de "reconstruir mejor" en la jerga de las operaciones de recuperación. Esto significa que el Estado deberá fortalecerse para que sea más adaptable, para lograr transformaciones institucionales y para la transición de proveer respuestas analógicas hacia soluciones digitales.

Los cinco desafíos de gobernabilidad siguen siendo válidos, pero además de ellos, uno más inmediato y urgente se ha vuelto prioritario. Para enfrentar este nuevo desafío necesitamos tres vacunas:

  • Una vacuna contra la COVID-19, para disminuir la tasa de mortalidad y contener la propagación del contagio. Debemos aprender a convivir con el virus.
  • Una vacuna contra la desinformación y las "noticias falsas", ya hemos visto información que no es verdadera y que pretende confundir y generar temor en las poblaciones. Esta información errónea se utiliza principalmente como herramienta política para desacreditar al Estado.
  • Una vacuna para el Estado y las instituciones públicas en el sentido de que necesitan responder con niveles más altos de eficiencia en la provisión de servicios públicos. Por si fuera poco, los Estados deben hacer esto con mayor transparencia para recuperar la confianza de los ciudadanos.

Durante la pandemia, el sistema de salud público tiene todo el peso de la respuesta, pero también las instituciones públicas para garantizar que se mantenga la ley y el orden y prevalezca el estado de derecho. En los períodos posteriores a la pandemia, será un gran desafío restablecer la funcionalidad central del gobierno y el fortalecimiento de la provisión de servicios públicos.

El enfoque del PNUD para enfrentar a COVID-19 es triple. Se trata de la preparación, respuesta y recuperación. La gobernabilidad tiene un papel clave que desempeñar en estas tres etapas. Debe forjar acuerdos entre los actores para prepararse e implementar planes de respuesta y estrategias que sean inclusivas y estén bajo el eje del estado de derecho. Pero por sobre todo, para que la recuperación garantice que las instituciones sigan funcionando, la asistencia de socorro debe llegar a donde más se necesita y se debe fortalecer la paz y la cohesión social. Está a punto de comenzar una nueva realidad y el Estado debe estar preparado.