Cinco razones para sentirse optimista acerca de la energía limpia en 2021

24 de Diciembre de 2020

 

El sector energético, en el que aún predominan los combustibles fósiles, es el que más contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero. Sabemos que las personas y las naciones precisan de fuentes confiables de energía para poner en funcionamiento los hospitales e iluminar las escuelas, así como para cocinar, calentar o enfriar sus hogares de manera segura.  Sabemos que tenemos que hacer el cambio y adoptar la energía sostenible. No obstante, a pesar del progreso alcanzado, no vamos por buen camino para cumplir nuestros objetivos climáticos y alcanzar el séptimo Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS): el acceso universal a energía no contaminante, asequible y sostenible.

Queda mucho por hacer. Sin embargo, las soluciones de energía limpia que pueden llevarnos al destino deseado existen y hay un ímpetu cada vez mayor para tornarlas en prioridades políticas y de inversión. Estas son cinco razones para sentirnos optimistas.

1) La energía limpia es una inversión inteligente

Los combustibles fósiles solían ser menos costosos que la energía limpia, pero eso está cambiando. Con el paso de cada año, la energía renovable es más asequible y algunas opciones son hoy en día más baratas que los combustibles fósiles. Desde 2010 el precio de la energía solar ha disminuido en un 89%. Hoy es más barato recurrir a la energía solar que construir una nueva central eléctrica a carbón en la mayoría de los países, habiéndose convertido la energía solar en la electricidad más barata de la historia. En medio de lo que ha sido un año de excepcionales desafíos, y a pesar de los reveses encarados, el sector de energía renovable ha dado muestras de cierta resiliencia.

Esta caída en el precio, aunada al progreso tecnológico y la introducción de modelos de negocio innovadores, significa que nos encontramos ahora en un punto de inflexión. Las tecnologías de eficiencia energética pueden redundar asimismo en beneficios climáticos. Las políticas de eficiencia adecuadas pueden posibilitar que el mundo logre recortes en las emisiones por encima del 40% que se necesita, aún sin nueva tecnología.

Lo que necesitamos ahora son inversiones cuantiosas de los sectores público y privado. Con el ánimo de ayudar a ejercer un efecto catalizador, el PNUD ha desarrollado el marco para la mitigación de los riesgos de inversión en energía renovable y apoya a los países a crear un ambiente propicio para las inversiones en energía limpia a gran escala.

2) La neutralidad del carbono está cobrando un ímpetu cada vez mayor

A lo largo del año los países se han comprometido a reconstruir mejor, de manera más ecológica y justa. Con el apoyo de la Promesa Climática del PNUD, 115 países han asumido el compromiso de presentar mayores Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional.

Las economías con elevados niveles de emisión, entre ellas China, Japón, Corea del Sur, el Reino Unido y la Unión Europea, han hecho compromisos netos iguales a cero. Los anuncios formulados en la Cumbre sobre la Ambición Climática o justo antes de ella, aunados a los que se prevén para principios del próximo año, se traducen en que los países que representan alrededor del 65% de las emisiones mundiales de CO2 y alrededor del 70% de la economía mundial, se comprometerán a alcanzar un nivel de emisiones netas iguales a cero o la neutralidad en emisiones de carbono. El presidente electo Joe Biden ha anunciado que Estados Unidos procurará reincorporarse al Acuerdo de París a principios de su presidencia.

Es el momento de transformar esas promesas en acción. Sin embargo, en el momento de redactar estas líneas, más de la mitad de todos los recursos públicos comprometidos para el sector energético como parte de los paquetes de recuperación de la COVID-19 en los países del G20 se han destinado a combustibles fósiles. En 2019, se gastaron 500 mil millones de dólares en subsidios a combustibles fósiles. Los compromisos ambiciosos son un indicio contundente y un primer paso necesario en aras de lograr emisiones netas iguales a cero. Es el momento de construir sobre esas ambiciones.

3) La energía limpia puede impulsar una recuperación ecológica que no deje a nadie atrás y que sea coherente con el Acuerdo de París

La energía no contaminante es una solución que a todos beneficia para recuperarse de la COVID-19. Puede mejorar la atención médica para los más pobres del mundo. El suministro fiable de electricidad es de decisiva importancia para el funcionamiento de los centros de salud. Nuestro programa de Energía Solar para la Salud suministra energía limpia, confiable y asequible a 900 instalaciones médicas en 13 países. Conforme aumente la disponibilidad de las vacunas contra la COVID-19, algunas de las cuales deben ser almacenadas a -70°C, la potenciación de una cadena de frío fiable y sostenible será de crítica importancia.

La energía limpia es también un motor para la generación de empleo. La transición energética puede crear 18 millones de puestos de trabajo para 2030, incluso teniendo en cuenta las inevitables pérdidas de empleo en el sector de combustibles fósiles. La inversión en energía renovable podría multiplicar por tres el número de empleos creados frente a inversiones en combustibles fósiles.

La crisis desatada por la COVID-19 ha acelerado el ímpetu en pro de ciudades más sanas y ecológicas. Conforme la urbanización del mundo avanza vertiginosamente, la eficiencia energética de los edificios, la refrigeración y calefacción sostenibles, la planificación urbana inteligente y las opciones de transporte sostenible –desde los vehículos eléctricos hasta la posibilidad de caminar y andar en bicicleta– son fundamentales para el futuro de las ciudades.

4) Decenas de millones de personas obtienen energía limpia cada año

Entre 2010 y 2018, 411 millones de personas obtuvieron acceso a electricidad limpia, en tanto que otros 200 millones accedieron a tecnologías y combustibles no contaminantes para cocina. Ese enorme paso en aras de la consecución del ODS7 es transformador para muchos. La energía sostenible se necesita para lograr prácticamente todos y cada uno de los demás ODS. Los sistemas de energía renovable, tales como las minirredes solares, son buenas soluciones para suministrar la electricidad asequible y fiable que las comunidades necesitan para abastecer de energía a escuelas y centros de salud, y para apoyar a las pequeñas empresas, la agricultura sostenible y la seguridad alimentaria. Las tecnologías y los combustibles no contaminantes para cocinar también pueden contribuir a mejorar la igualdad de género.

Sin embargo, el crecimiento de la población en algunas partes del mundo contrarresta algunos de esos avances. Se prevé que el número de personas sin electricidad en África subsahariana aumente de unos 580 millones en 2018 a alrededor de 680 millones en 2030. Con el ánimo de acelerar la acción en materia de energía, la Fundación Rockefeller puso en marcha una nueva coalición con el PNUD como miembro fundador, asumiendo el compromiso de poner fin a la pobreza energética mediante el abastecimiento de energía sostenible a mil millones de personas para 2030.

5) 2021 será el año de la acción mundial para la energía sostenible

Por primera vez en 40 años, las Naciones Unidas serán la sede de un Diálogo de Alto Nivel sobre Energía en septiembre de 2021. Organizado por ONU-Energía, este evento será decisivo para que los países, las empresas, la sociedad civil y las instituciones internacionales intensifiquen sus acciones en materia de energía sostenible. Achim Steiner, copresidente de ONU-Energía y Administrador del PNUD, pidió recientemente que se reforzara la gobernanza mundial en materia de energía: "Sabemos que la energía limpia puede brindar acceso universal a la energía y contribuir a abordar la crisis climática. Sabemos que puede propulsar una recuperación ecológica y la transición hacia un futuro sostenible. Pero tenemos que hacer más, tenemos que hacerlo más rápido y tenemos que hacerlo juntos: Debemos unir fuerzas para intensificar la acción".

La eliminación gradual de los combustibles fósiles y la transición a economías verdes supone un reto monumental. Sin embargo, las soluciones existen. Debemos financiarlas, ampliarlas, acelerarlas. Además de las alianzas existentes, como la Plataforma de Inversiones Climáticas, anunciaremos nuevas iniciativas a principios de 2021 para hacerlas realidad. Estamos listos para encarar el reto. Acompáñenos a hacer de 2021 el año de la acción mundial para la energía sostenible.