Tejiendo redes de sororidad verde, mujeres mayas se empoderan y protegen a las abejas

Una historia de colaboración y resiliencia en Yucatán

17 de Agosto de 2023

Mujeres apicultoras

PNUD México | Aurora Fernández

En un rincón de México, en la Península de Yucatán, una historia de resiliencia y unión se está tejiendo. Se trata de las "Redes de sororidad verde", un proyecto con un propósito: proteger a las abejas al tiempo que se empodera a las mujeres mayas.

El poder de la sororidad ambiental

¿Qué es exactamente una "Red de sororidad verde"? Imagina una red de colaboración tejida por mujeres, unidas no sólo por la solidaridad, sino también por la pasión de cuidar el entorno que las rodea. Esta red abraza la comprensión de las limitaciones que enfrentan las mujeres, reconociendo las dificultades en la construcción de alianzas para el bienestar social, económico y ambiental en sus comunidades.

Es decir, una relación colaborativa entre mujeres donde adquieren capacidades para la gestión adecuada de sus recursos naturales relevantes para sus medios de vida, la inclusión de prácticas de producción sostenible que promuevan la conservación de la biodiversidad y mecanismos de resiliencia financiera que permitan la transición hacia una economía verde. En este caso, presentamos la labor realizada por mujeres mayas comprometidas con la protección de las abejas y la biodiversidad en sus comunidades. Estas comunidades forman parte de las regiones participantes del proyecto ‘Redes de Sororidad Verde’ en conjunto con los estados de Chiapas y Oaxaca.

Un vínculo vital en peligro

En esta región, la pequeña apicultura practicada por familias mayas representa una de las actividades económicas con mayor valor cultural, social y ambiental. Por sí misma, la apicultura tiene un impacto mínimo en la emisión de gases de efecto invernadero durante toda la cadena de producción, a la vez que brinda múltiples beneficios ambientales y sociales a las comunidades locales. Los apiarios se suelen instalar principalmente en zonas selváticas, donde las abejas juegan un rol clave en la polinización de las pequeñas parcelas de cultivos tradicionales y especies melíferas, contribuyendo a la conservación de la biodiversidad.

Sin embargo, las abejas, esenciales para la polinización y la biodiversidad, enfrentan graves amenazas en todo México. En la Península de Yucatán, la deforestación y el uso indiscriminado de plaguicidas han resultado en la pérdida de miles de colmenas al año, con millones de abejas y otros polinizadores afectados. Pero, en medio de esta adversidad, las mujeres mayas que desde hace generaciones son guardianas de tradiciones y biodiversidad, están uniendo fuerzas para hacerle frente a esta situación.

Las mujeres indígenas mayas afrontan retos en su camino hacia la prosperidad apícola, adicionales a los desafíos que ya enfrenta la apicultura comunitaria en general. Entre estas dificultades se destacan: la falta de acceso a terrenos propios y adecuados para sus apiarios, la doble jornada de trabajo para realizar las actividades de cuidado, la falta de acceso a la mano de obra de apoyo (ECOSUR, 2018) y los usos y costumbres comunitarias que por muchos años han masculinizado el sector apícola.

Estas barreras han limitado a las mujeres durante décadas, restringiendo sus oportunidades para involucrarse en esta actividad, que constituye la principal fuente de ingresos en sus comunidades. Asimismo, han contribuido a su aislamiento en términos de igualdad al limitar su acceso a la formación técnica necesaria para el desarrollo de sus apiarios, así como al fortalecimiento de capacidades financieras para la producción y el manejo posterior de la miel y otros productos apícolas. Además, estas barreras han obstaculizado la posibilidad y capacidad de las mujeres para establecer y organizarse en empresas sociales, que les permitirían acceder a mejores mercados y liberarse de la dependencia de los intermediarios.

Forjando redes de fortaleza y sabiduría: la sororidad verde

Con el objetivo de reducir esta brecha de desigualdad que existe en el sector, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en México ha acompañado a grupos de mujeres mayas en más de 100 localidades de la Península de Yucatán, y ahora ha emprendido un programa de fortalecimiento de estos grupos con el propósito de establecer “Redes de sororidad verde”. En estas redes, las mujeres buscan incorporar prácticas de producción sostenible y mecanismos de resiliencia financiera tanto para ellas como para su actividad productiva. El objetivo final es avanzar hacia un mayor empoderamiento económico y ambiental, y contar con una red de sororidad para lograrlo.

Empoderamiento en acción

Después de realizar grupos focales y asambleas, las mujeres mayas que participan en la iniciativa optaron por comenzar, en paralelo al establecimiento de sus apiarios, un programa de fortalecimiento de capacidades. En este programa, ya se han integrado 4 redes de sororidad en proceso de consolidación, provenientes de Yucatán, Campeche y Quintana Roo. La travesía de transformación se despliega a través de 5 módulos cuidadosamente diseñados, en los que las mujeres participantes experimentan en sus grupos, familias y comunidades. Desde la igualdad de género hasta la identificación de amenazas ambientales en sus ecosistemas, y desde la inclusión hasta la resiliencia financiera (abarcando el manejo de sus pequeñas cajas de ahorro y créditos revolventes), cada módulo desvela un nuevo capítulo de conocimiento y habilidades.

El poder de estas redes radica en su flexibilidad y adaptabilidad. Están diseñadas para acoplarse a las realidades cambiantes que enfrentan las mujeres en sus comunidades. En este sentido, las mujeres participantes tienen la capacidad de definir el ritmo y la temática de los talleres que se llevan a cabo en sus comunidades. Como parte de la metodología, los talleres son facilitados por dos integrantes de las redes, empoderando a las mujeres no solo como aprendices, sino como formadoras. Además, el acompañamiento del personal del PNUD se realiza en las lenguas indígenas de la región, maya en la Península de Yucatán, tzotzil y tzeltal en Chiapas y ombeayiüts en Oaxaca, lo que  agrega una capa adicional de enriquecimiento. Por otro lado, estas sesiones de taller se convierten en espacios de análisis de su propia realidad y de los espacios de toma de decisiones, lo que contribuye a fortalecer la cultura asamblearia de sus comunidades, en este caso, desde las mujeres indígenas y rurales.

Adicionalmente a los talleres del programa de formación, las Redes de sororidad en la zona Maya están llevando a cabo Encuentros Regionales presenciales de manera bimestral. En estos encuentros, participan y comparten experiencias mujeres de los tres estados, enfoque que también está siendo implementado por sus contrapartes en Chiapas y Oaxaca.

Un encuentro de cambio y empoderamiento: mujeres apicultoras de la Península de Yucatán 

En mayo de este año, en la ciudad de Mérida, Yucatán, se llevó a cabo el primer encuentro de apicultoras de la Península de Yucatán con la participación de 32 mujeres apicultoras provenientes de diversas comunidades. Estas comunidades incluyeron Tepich y Chunhuhub, en Quintana Roo; Chocholá,  Kinchil, Tetiz, Sabacché, Dzutoh y Chacsinkín, en Yucatán; e Ich-ek, Bolonchén, Xcalot-akal, San Bernardo Huechil, San Antonio Yaaxché y Xculoc, en el estado de Campeche.

En este primer encuentro, las mujeres compartieron sus desafíos y sueños. Desde la falta de acceso a la tierra hasta la dificultad de conseguir apoyo financiero, estas mujeres revelaron las problemáticas que limitan su trabajo como productoras y guardianas de las abejas y la biodiversidad. Los encuentros no sólo han sido espacios para identificar desafíos, sino también para compartir soluciones. Las lecciones aprendidas se han convertido en un plan de acción. Juntas, idearon soluciones a través de las redes de sororidad verde: un programa que fortalezca su empoderamiento y liderazgo colaborativo, que les aporte a desarrollar un ahorro solidario para la resiliencia financiera y un acompañamiento para reconocerse como guardianas de la biodiversidad.

Las redes están consolidando espacios solidarios donde se promueve la autoestima y el empoderamiento económico. Los programas de ahorro solidario han comenzado a tomar forma, proporcionando a estas mujeres herramientas financieras que antes les eran inaccesibles. 

Esto es nuevo, nos ayuda a formarnos como grupo, el compartir experiencias entre mujeres, ver a otras nos anima a seguir adelante. Compartir y escuchar a mis compañeras apicultoras, me motiva mucho. Es una motivación grande, para no agacharme ante los problemas y no decaer.

-Estela Yan Uc, Tepich, Municipio de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo-

Por último, en este encuentro también se acordó que toda la información generada en los encuentros la llevarían de vuelta a sus comunidades, en especial, para sus compañeras que no pueden asistir. Esto, sumado a los talleres del programa de formación, permitirá crear un flujo de conocimiento en cascada y fortalecer las redes comunitarias de apicultoras. Adicionalmente, se acordó mantener la comunicación a través de grupos de mensajería instantánea, para compartir materiales, experiencias y el trabajo de los grupos para impulsar una comunidad de práctica y aprendizaje.

La historia no se detiene aquí. Las "Redes de sororidad verde" continúan creciendo y floreciendo. Las lecciones compartidas en los talleres se expanden a sus comunidades, creando un efecto en cascada de empoderamiento y conocimiento. Esta historia de resiliencia, colaboración y esperanza demuestra que, cuando las mujeres mayas se unen para el cuidado de las abejas, un futuro sostenible y vibrante se manifiesta al alcance de sus manos.